La pedagogía musical como herramienta para el tratamiento del espectro autista (TEA)

La pedagogía instrumental, enfocada en la enseñanza y aprendizaje de instrumentos musicales, ha demostrado ser una herramienta eficaz no solo para el desarrollo musical, sino también para el apoyo terapéutico en diversas condiciones, entre ellas los Trastornos del Espectro Autista (TEA).

El TEA, un conjunto de trastornos del desarrollo neurológico, afecta la comunicación, la conducta y la interacción social. Este artículo explora cómo la pedagogía instrumental desarrolla y eleva la calidad del docente para poder beneficiar a individuos con TEA, mejorando sus habilidades sociales, comunicativas y motoras.

La música como terapia

La música ha sido utilizada como una forma de terapia durante siglos debido a su capacidad para conectar emocionalmente con las personas. El primer pedagogo moderno en utilizar la musicoterapia fue Émile Jaques-Dalcroze. La musicoterapia tiene sus raíces en las antiguas civilizaciones, donde la música se utilizaba con propósitos curativos. Sin embargo, su formalización como disciplina terapéutica moderna comenzó en el siglo XX.

Es entre 1900 y 1950, que Jaques-Dalcroze desarrolló la rítmica, un método que unía los ritmos musicales y corporales. Sus discípulos fueron pioneros en la Terapia Educativa Rítmica, que es una forma temprana de musicoterapia y de la que se hace especial mención en una asignatura de nuestra titulación.

En el contexto de los TEA, la musicoterapia se ha convertido en un campo de creciente interés, dado que muchos expertos en neurociencia han revelado la influencia positiva de la música en importantes áreas del cerebro.  La pedagogía instrumental, como una extensión de la musicoterapia, implica el aprendizaje activo de un instrumento, apoyando las evidencias científicas y vertebrando todo el proceso terapéutico junto al más propio de la técnica interpretativa lo que puede ofrecer beneficios adicionales.

Beneficios de la Pedagogía Instrumental en TEA

Habilidades esenciales en la interacción social

•  Aprender a tocar un instrumento puede ser una actividad social.
• Las clases en grupo y ensambles musicales ofrecen oportunidades para la interacción social.
• Ayuda a los estudiantes con TEA a mejorar sus habilidades para comunicarse y colaborar con otros de manera natural.

Mejora en la comunicación

• Beneficia tanto el lenguaje verbal como el no verbal.
• La música es una forma de comunicación no verbal, lo que la convierte en una poderosa alternativa para expresarse, especialmente para aquellos con dificultades con el lenguaje hablado.
• Refuerza patrones de lenguaje, mejora la prosodia (entonación y ritmo del habla), y estimula el desarrollo del lenguaje.

Desarrollo motor y coordinación

• Tocar un instrumento requiere coordinación motora, tanto fina como gruesa.
• La ejecución musical implica planificación y secuenciación de movimientos, habilidades útiles para la vida diaria.
• Es especialmente beneficioso para atender a las dificultades motoras que suelen presentar las personas con TEA.

Manejo de emociones

• La música tiene el poder de calmar y regular las emociones.
• Tocar un instrumento puede ayudar a reducir la ansiedad y el estrés en individuos con TEA.
• Es importante que el docente esté preparado con recursos adecuados y una línea pedagógica bien planificada para gestionar bloqueos o actitudes disruptivas.
• A través de la música, los estudiantes pueden encontrar una vía para expresar sus emociones, ya que en los alumnos con TEA las emociones son más evidentes y sin filtros.

Implementación de la Pedagogía Instrumental en el tratamiento de personas con TEA

La Pedagogía Instrumental, canaliza las competencias del docente y las necesidades del estudiante, proporcionando herramientas didácticas para su labor futura. En el tratamiento del TEA, su implementación efectiva debe considerar varios aspectos clave:

Individualización del aprendizaje

• La enseñanza se adapta a las necesidades individuales de los alumnos con autismo.
• Cada persona con TEA tiene características y habilidades únicas, por lo que personalizar la enseñanza del instrumento es esencial.

Entorno estructurado

• Las personas con TEA prosperan en entornos estructurados y predecibles.
• Establecer rutinas claras y utilizar técnicas visuales y auditivas facilita el aprendizaje.

Programas específicos

• Programas como la Musicoterapia, Educación Musical Adaptada y los enfoques en escuelas especializadas crean una sinergia que mejora la autoestima, empatía y habilidades sociales en alumnos con TEA.

Colaboración interdisciplinaria

• El trabajo conjunto entre terapeutas ocupacionales, logopedas y psicólogos potencia los beneficios de la pedagogía instrumental en personas con TEA.
• Este enfoque multidisciplinario maximiza los efectos terapéuticos y pedagógicos.

Autoevaluación docente

• La observación y valoración constante de las clases permiten ajustar estrategias didácticas, mejorando la enseñanza a largo plazo.
• La planificación y adaptación continua son esenciales para garantizar un aprendizaje efectivo en personas con TEA.

Conclusión

La pedagogía instrumental, es una vía prometedora para tratar a alumnos con Trastornos del Espectro Autista, ya que proporciona beneficios que apoyan su desarrollo en áreas clave más allá del aprendizaje musical. La música ayuda a desarrollar habilidades sociales, comunicativas y motoras, además de mejorar la regulación emocional, siendo un aliado poderoso en el apoyo a personas con TEA. La clave está en adaptar y estructurar la enseñanza para responder a las necesidades individuales de cada estudiante, aprovechando el poder de la música para conectar y sanar.

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Harold Hernández Lozano

Director Máster Pedagogía Instrumental UAX